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Carlos Manuel Durañona: no todos los héroes llevan capa

  • Foto del escritor: 100 Barrios Porteños
    100 Barrios Porteños
  • 14 may 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 21 jun 2020


DAR ES UNA MANERA DE ANDAR

Carlos Manuel Durañona: no todos los héroes llevan capa

Fundador de el Comedor de Barrancas de Belgrano, que ya hace 18 años colabora y ayuda a aquellas personas que se encuentran en situación de calle.

Por Camila Abril Natale.


“Antes de contestar las preguntas, quiero que me creas que no me considero una persona fuera de lo común. Soy uno del montón, que llevó una vida medianamente 'normal', con mis defectos, mis rayes, y hasta soy capaz de hacer cosas buenas. No soy un Prócer ni un héroe de la Independencia… soy y solo quiero ser apenas un ser humano", expresó Carlos Manuel Durañona, quien para muchos es un ejemplo de solidaridad y humanidad, podríamos decir que es hasta un "héroe sin capa", sin embargo este no pierde su humildad.


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Carlos proviene de una familia cristiana, lo cual influyó en su formación futura. Foto: Comedor de Barrancas.

Desde muy pequeño fue inculcado por sus padres la idea de ayudar y hacer algo por el otro. “Mi padre recogía gente de la calle durante las noches frías y los llevaba a mi casa, mientras que mi vieja les servía un desayuno. Poco a poco fui entendiendo esos gestos de mi viejo y llegué a aceptar que hacía lo correcto, que eso era lo que había que hacer con las personas sin techo”, recordó.


En el 2002, cuando estalló una gran crisis social y política, cartoneros y familias en situación de calle revolvían los tachos de basura en busca de restos de comida; estas fueron las imágenes que hicieron reaccionar a Carlos y así empezar, junto con la ayuda de los vecinos del Bajo de Belgrano, lo que hoy en día es el Comedor de Barrancas. Todos los jueves, llueve o truene, se juntan bajo el Gomero de la plaza de Barrancas de Belgrano llevando a cabo una olla popular, talleres psicológicos, apoyo escolar, y entregan ropa.


Ocupando un lugar muy importante en su vida, lo describe como su “parroquia” en la que no se habla de religión, ni política, cada uno con sus distintas ideologías y creencias; pero todos con un mismo objetivo, ayudar al otro. “Lo que me dio el comedor y su entorno ocupa un lugar muy importante en mi vida, no me imagino abandonando este espacio. Mientras tenga fuerzas, salud y el aguante de mis compañeros, ese será mi lugar”, sostuvo.


Su convicción es ayudar sin esperar nada material a cambio, para él la satisfacción es cuando una madre ingresa a estudiar en una escuela nocturna, ver la felicidad del otro o que los más pequeños sean buenos ciudadanos. "Ya tenemos alguno chicos que terminaron el secundario. Ese es nuestro sueño”, expresó con orgullo.

"Mientras tenga fuerzas, salud y el aguante de mis compañeros, ese será mi lugar".

Pero aparte de este grupo familiar en donde se ofrece compañía y ayuda, Carlos ha también formado su propia familia; su esposa, sus tres hijos y sus nietos son quienes lo contienen día a día. “Así como tuve la suerte de constituir una buena familia, también tuve la suerte de encontrar este espacio, que me costó muchísimo sostener y por el que estoy dispuesto a dejar mis huesos”, explicó.


En esta situación de pandemia, su vida a dado un gran giro. Sus días, junto con su mujer, se basan en estar alrededor de una olla grande, haciendo malabares para hacer variaciones sobre el guiso posible para los más necesitados. Todos los días cocinan para 45 personas platos sustanciosos y nutritivos, y para seguir tratando de mantener ese cálido encuentro entre él con su gente, agregan a cada vianda un mensaje con un abrazo dedicado a cada uno de ellos.


Natalia Maggi, quien lo conoce a Carlos y participa como voluntaria en el comedor desde el 2008, lo describe como una persona honesta, apasionada y soñadora, cuya perseverancia y sensibilidad perdura a través de los años. “Simplemente puedo decir que Carlos es un gran hombre”, explicó su gran amiga.

En el 2019 Carlos fue entrevistado por TN, destacando sus esfuerzos. Foto: TN.

Más allá de los giros, sorpresas, disgustos y alegrías que le presentar la vida, Carlos va actuando sobre lo que se le presenta “Yo no sé que es un plan de vida. Ni siquiera pude planificar nacer. Mi vida es caminar hacia no sé dónde y no me propongo llegar a ningún lugar”, concluyó Carlos.



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